Fue un lunes antes de la media noche, aproximadamente a las 10:45 p.m, cuando varios vecinos del oeste de Manhattan escucharon el sonido de cinco tiros. La víctima era el creador de Imagine; uno de los músicos más famosos de la historia (tanto, que había comparado su nivel de popularidad con la de Jesucristo); uno que dejó de hacer pop meloso para escribir sobre la paz y sobre la Guerra de Vietnam; era John Lennon, quien moría luego de que un fan decepcionado, Mark David Chapman, atacara al ex-beatle por la espalda esa fatídica noche del 8 de diciembre de 1980.
“John Lennon, uno de los cuatro beatles, fue baleado y asesinado anoche, mientras ingresaba al edificio en el que vivía, el Dakota, ubicado en la parte alta del oeste de Manhattan. Un sospechoso fue detenido”. Así reseñaron los principales medios del mundo la noticia que apagó la revolucionaria música de Lennon. Mientras tanto, las primeras versiones de lo sucedido contaban que Chapman era una extraño personaje que para entonces llevaba solo una semana viviendo en Nueva York, y que, incluso, había logrado obtener, esa misma mañana, un autógrafo del músico.
¿Por qué Mark David Chapman mató a John Lennon?
El asesino de 25 años, quien fue detenido esa noche y cumple una condena de cadena perpetua por ese hecho, sostuvo que mató al líder de los Beatles “porque quería ser recordado en la historia”. Sin embargo, posteriores perfiles y retratos que distintos periodistas hicieron de él, dieron cuenta de que, pese a haber sido un gran fanático del cuarteto de Liverpool, Chapman se veía a sí mismo como un “héroe” recién convertido al cristianismo dispuesto a eliminar a los famosos que consideraba “se habían vendido”.
Chapman, quien esa noche vestía una camisa blanca, abrigo y pantalón marrón, apretó el gatillo cuando Lennon llegaba junto a su esposa Yoko Ono de Record Plant Studio, lugar en el que el artista grababa la guitarra líder para el trabajo discográfico en el que su pareja trabajaba. Ese mismo día, John había dado varias entrevistas radiales y había posado por última vez junto a Ono en una sesión fotográfica que la artista plástica describió como una en donde se ejemplificaba de forma más transparente la relación que existía entre ellos dos.
