“I’d like to introduce a friend of yours…”. Con esta frase que seguramente recuerdan los argentinos que estuvieron en el Estadio de Vélez en Buenos Aires el 8 de marzo de 1981, Queen invitaba a subir al escenario al futbolista del momento, al jugador número 10 de la selección albiceleste: a Diego Armando Maradona.
Para entonces, la banda más importante del momento se encontraba en medio de su The Game Tour, la gira que llevó a Freddie Mercury, Brian May, John Deacon y Roger Taylor a presentarle a Japón, a Europa, a Norteamérica y a algunos países de Latinoamérica canciones como Another One Bites the Dust y Crazy Little Thing Called Love.
Y mientras Queen provocaba reverencias a lo largo y ancho del globo, Maradona ya había sido coronado como el mejor jugador del Mundial Juvenil de 1979 y acababa de estrenarse en el Boca Juniors. Diego Armando tenía 21 años y ya gozaba de la popularidad de un rockstar.
Por eso, cuando Queen se disponía a hacer su tercer concierto en Argentina, hasta Freddie Mercury sabía de su existencia. Tanto así, que la agrupación fue la que quiso invitar a “Maradooo” a su camerino. Allí no solo se conocieron personalmente, sino que intercambiaron camisetas de sus países de origen, y hasta instrumentos, pues Roger Taylor le regaló sus baquetas al astro argentino.
Pero la magia sucedió en el escenario: con Queen a punto de tocar en una noche inolvidable y delantero más famoso del mundo dándole paso a uno de los grandes himnos del rock con un emocionante “le quiero agradecer a Freddie y a los Queen por hacerme tan feliz y ahora… Otro muerde el polvo”.
Con este recuerdo el mundo de la música despide a Diego Armando Maradona: el artífice de la legendaria Mano de Dios que murió este miércoles 25 de noviembre en Tigre, Argentina, a pocas semanas de haber sido intervenido quirúrgicamente de un hematoma subdural. El eterno número 10, y para algunos, el mejor futbolista de la historia, tenía 60 años.